Cuando solo quedaba ella
Descubrió no estar sola
Y miró sus manos negras
Ya tenían vida propia
Ella sabía que estaba loca
Pero no hacía nada para evitarlo
Miraba sus manos blancas y sucias
Su mente no hacía caso
Levanta la vista solo un instante
No creía fuese importante
El constante movimiento helado
Su mente se le escapaba por los oídos
Y no la dejaba escuchar
A sus manos azules
Que la querían persuadir
De pronto olvidó su locura
Tomó su cosecha con fuerza
La vistió con ataduras
Y la cargó sobre ella
Lanzó su vergüenza al río
Y su locura recordaba
Recordó también el frío
Al ver sus manos moradas
Soltó una carcajada
Cada vez más se reía
No estoy loca conversaba
Solo soy una asesina.
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