Existe un pésimo argumento a favor de la religiosidad que se llama la apuesta de Pascal y básicamente dice que es más práctico y seguro ser cristiano que ser ateo ante la duda de la existencia de Dios, porque tendría buenas consecuencias al morir.
Si mueres siendo cristiano y Dios no existe, no pasa nada. Si mueres siendo cristiano y Dios existe, irás al paraíso ¡Bien! Si mueres siendo ateo y Dios no existe, no pasa nada. Si mueres siendo ateo y Dios existe, irás al infierno ¡Muy mal!
El argumento es bastante malo por muchas razones. No es un argumento a favor de la existencia de Dios, por lo que no va a persuadir a ningún ateo, tal vez sirva para algún agnóstico, pero luego viene el problema de que no solo existen las opciones de creer o no creer. Exiten cientos de dioses en los que puedes creer y si apuestas por uno de ellos, estás condenado a uno de los otros cientos de infiernos restantes.
Además, creer no es una desición, porque por más que quieras creer que eres un millonario, tu realidad de falta de millones te va a obligar en el fondo de tu consciencia a no creerlo, porque