Yo estaba en una universidad viviendo internado. Era una universidad grande con varios monumentos en su interior, pero el que más me llamaba la atención era un carro de minero que paseaba sin parar de derecha a izquierda sobre una plataforma con rieles que impedían que el carro se escapara. Yo me iba a sentar a un costado de esa escultura y me gustaba mirar el atardecer y descansar en ese lugar antes de volver a mi habitación.
Desde la ventana de mi pieza se podía ver el incesante carro y noté que había gente que se subía a él. Yo le comentaba a mi compañera de habitación, Marina, que era muy irresponsable e irrespetuoso que la gente hiciera eso.
Más tarde, la gente seguía subiéndose al carro y cada vez eran más personas, hasta que vi que subieron una estructura de metal en la que la gente se colgaba y escalaba con decenas de personas jugando en la escultura.
Había gente que estaba en desacuerdo con ese comportamiento y lo comentaban por todo el campus, pero nadie hacía nada.
De pronto, se mandaron todos un porrazo al suelo con carro incluido y todos se fueron. Yo seguía
visitando el lugar a relajarme, pero de repente llegó un auxiliar a reparar la estructura pero cuando puso a andar el carro, se desviaba y seguía cayéndose. El caballero intentó preguntarme qué había hecho, pero yo insistí que no había sido mi culpa.
Luego, en ese mismo lugar me encontré tres celulares alineados, entonces comencé a revisar el Instagram de uno de ellos, no sé por qué ignoré los otros dos, pero el que revisé tenía algunas fotos de flores y otras de la supuesta dueña, pero no sabía quién era hasta que le pregunté a mi polola y me dijo. Era alguien que conozco y pude reconocerla al darle una segunda mirada a las fotos.
Supongo que el haber encontrado el celular en ese lugar quiere decir que ella fue una de las que se subió al carro y se le quedó el celular por alguna razón.
Fue un sueño con final triste, porque la escultura que me gustaba fue destruida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario